El espectro de desordenes autistas son desordenes
complejos del neurodesarrollo que se caracterizan por intereses
obsesivos, compulsivos y restringidos, forma de pensar rígida y
patrones de comportamiento repetitivos. Dependiendo del grado de
severidad la persona afectada puede tener déficits
intelectuales.
Todas las personas con autismo tienen déficit en la
cognición social y empatía cognitiva, la capacidad para
identificar, entender y razonar sobre pensamientos y sentimientos y
responder de forma apropiada. Lo que diferencia al autismo de la
sociopatía es la empatía afectiva, la capacidad para inhibir
respuestas agresivas o violentas ante el sufrimiento de los demás.
Los sociopatas no tienen empatía afectiva.
Aunque el autismo es congénito y es una condición
que dura toda la vida es posible atajar la gravedad de los síntomas
si se interviene a tiempo. De no hacerlo esto puede suponer un costo
financiero, emocional y psicológico para las familias.
En los últimos tiempos ha habido un notable
incremento de la incidencia del espectro autístico. Esto quizá se
deba a una mejora en los criterios de diagnóstico que ha hecho
aumentar el número de personas diagnosticadas con autismo.
También se debate si el incremento en la incidencia
del autismo no es debido a un aumento en los riesgos tecnológicos y
sociales. Por ejemplo, en una cohorte de 2.5 millones de recién
nacidos en California entre los años 1996 y 2000 un total de diez
clusters de autismo (un lugar donde la condición es
significativamente más común que en otros lugares) se revelaron.
Los más concentrados de estos clusters se
encontraron en el condado de Santa Clara donde precisamente se
encuentra Sillicon Valley lugar de las compañías tecnológicas más
punteras del mundo. Esto indica que áreas con industria
tecnológica atraen el "gen autista". Estas evidencias
parecen confirmar la hipótesis de Simon Baron-Cohen cuando en 1998
sugirió que casos de autismo eran seis veces más prevalentes en
familias de padres con formación técnicas y matemática. Pero la formación técnica y matemática es fruto de una conformación cerebral específica influenciada por niveles hormonales durante la gestación y del desarroll del cerebro que predispone a tener estas preferencias, intereses y formación académica. En otras palabras, las profesiones tecnológicas serían consecuencia y no causa.
Aunque debe de haber más variables desconocidas el
hecho de que exista una correlación entre el autismo y conocimiento
de conceptos abstractos merece ser investigado. La teoría del cerebro extremo masculino de
Baron-Cohen dice que se pueden explicar ciertos rasgos del autismo a través del vínculo existente entre este desorden y la excesiva
exposición fetal a la hormona de la testosterona.
Extendiendo esta teoría Wen y Wen sugieren que esta
hipótesis puede explicar el vínculo con otros factores de riesgo
como el sociológico y tecnológico. Para entender mejor la etiología del cerebro
autista hay que diseccionar las bases neuronales de la cognición
social.
También es útil prestar atención a otros factores
sociales como el estatus socioeconómico que está correlacionado con
la edad avanzada de los padres que a su vez se asocia a la incidencia
de autismo.
El estudio de Baron-Cohen mencionado antes
hipotetiza dos sistemas cognitivos básicos de la mente humana. Un
sistema para entender el mundo físico (física intuitiva) y otro
para entender el mundo de las relaciones interpersonales (psicología
intuitiva). Esta ha llevado a la idea de que en aquellas familias que
por su profesión y especialización utilizan más su física
intuitiva y tienen carencias en el sistema para entender el mundo
social o una limitada psicología intuitiva, la incidencia de autismo
es mayor.
El vínculo está en que el sistema de la física
intuitiva es mucho más propio de los hombres y de ahí la hipótesis
del cerebro extremo masculino para explicar el autismo.
Los problemas derivados, como problemas de
aprendizaje y educativos, que sufren más los hombres que las mujeres
como tienen una causa hormonal no pueden ser atajados con
psicoterapia convencional o tratamientos ocupacionales. Una posible
vía de investigación es controlar los niveles de andrógenos en
personas con autismo y sin autismo.
ACTUALIZACIÓN: como bien apunta el comentario de Roxana Kreimer la tecnología no es la causa sino la consecuencia de tener una estructura cerebral especifica que predispone hacia profesiones tecnológicas.
ACTUALIZACIÓN: como bien apunta el comentario de Roxana Kreimer la tecnología no es la causa sino la consecuencia de tener una estructura cerebral especifica que predispone hacia profesiones tecnológicas.
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Wen W, & Wen SW (2014). Expanding upon the 'extreme male brain' theory of autism as a common link between other major risk factors: A hypothesis. Medical hypotheses PMID: 24629356
3 comments:
Hola Aníbal! Buen artículo, pero lo que postula Baron Cohen es que la disposición altamente sistematizadora vuelve más probable dedicarse a carreras como ingeniería o ciencias de la computación, es decir que la flecha causal es inversa a lo que señala el artículo. La tecnología no es la causa, sino la consecuencia. Y la biología juega un papel.
La teoría del cerebro extremo masculino de Baron-Cohen NO dice que la causa del autismo está en la excesiva exposición fetal a la hormona de la testosterona, sino que hay correlación.
Cierto Adrian. Corregido.
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