Thursday, January 29, 2015

Monday, January 26, 2015

Mente, gestos y aprendizaje.

Los hablantes hacen gestos cuando hablan en todas las culturas y a todas las edades. Incluso personas con ceguera congénita gesticulan cuando hablan, lo que muestra que el gesto es una parte inherente del habla.

La psicóloga experta en conducta no-verbal y, en especial, en los gestos que acompañan al habla, Susan Goldin-Meadow, hace una revisión de la influencia de los gestos en el aprendizaje y cómo se puede aplicar este conocimiento en contextos educativos.

En primer lugar, hay que aceptar que los gestos trasmiten información, algunas veces información que no se encuentra en las palabras. Los gestos reflejan el estado de conocimiento del sujeto, pero también hay evidencias de que los gestos reflejan mucho más de lo que los hablantes saben.

Cuando a un niño se le muestran dos filas con una serie de cubos y uno de estos cubos en la segunda fila se mueve, el niño gesticula señalando el primer cubo de la primera fila y luego el segundo cubo de la segunda fila, queriéndote decir que ya no está ahí el cubo. Este gesto muestra un entendimiento de la correspondencia una-a-uno, concepto fundamental de la conservación numérica que no se expresa en el habla.

Los gestos que las personas ven en otros cambian sus mentes. De especial interés es el servicio que hacen los gestos durante la instrucción o la enseñanza. Ver gestos influye en cómo pensamos sobre las cosas. Por ejemplo, se sabe que los testigos oculares responden de una u otra forma en función de los detalles de las preguntas: una pregunta del tipo "¿de qué color era el sombrero que llevaba?" es muy distinta a la pregunta abierta "¿qué más llevaba?". Pero si una pregunta abierta se acompaña con un gesto de sombrero (en este caso un sombrero de copa) es muy probable que se responda un sombrero, cuando en la pregunta no se mencionaba ningún sombrero.

Los gestos que producen los que están aprendiendo pueden cambiar su mente. En un ejercicio matemático los niños que gesticulaban, frente a los que gesticulaban parcialmente o no gesticulaban, aprendían más y su aprendizaje era más duradero.

Los gestos se producen en el espacio y por tanto tienen sus raíces en el pensamiento visuo-espacial. Algunas tareas matemáticas tienen un componente espacial y esto es por lo que los gestos pueden ayudar a aprender matemáticas. Pero los gestos también influyen el aprendizaje de tareas de dominio no-espacial.

En un ejercicio moral con dilemas los niños que gesticulaban juzgaban correctamente más veces el dilema moral. lo que indica que "espacializar" conceptos que aparentemente no son del dominio espacial, como los conceptos morales, es beneficioso.

El uso de los gestos en contextos educativos, gesticular durante la resolución de problemas y la instrucción, ayuda a que las ideas implícitas que se tienen se manifiesten y hace más fácil la enseñanza.

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ResearchBlogging.orgGoldin-Meadow S (2014). How gesture works to change our minds. Trends in neuroscience and education, 3 (1), 4-6 PMID: 25396115

Sunday, January 18, 2015

Cerebro y Ordenador: ¿Mundos Convergentes?

Es el título del último libro de Antonio Orbe.



Antonio Orbe es psicólogo y trabaja en IBM. Por su formación y por donde trabaja está lo suficientemente cualificado para hablarte de dos mundos que en las últimas décadas han dado pasos firmes para su encuentro . Estos dos mundos son, por un lado, el estudio de la biología de la mente, y por el otro lado, las ciencias de la computación y la tecnología. 
La definitiva unión de estos dos mundos puede dar como resultado la llegada de la Inteligencia Artificial (IA), es decir, la posibilidad de crear maquinas inteligentes.
El libro magníficamente documentado introduce a lector en los principales conceptos de la neurociencia (neuronas, sinápsis, redes y sistemas), anatomía, genética y los problemas filosóficos que todavía no se han despejado a la hora de intentar estudiar el comportamiento inteligente, las funciones mentales y otras propiedades emergentes como la conciencia, el libre albedrío, la nueva disciplina práctica de aplicar la ética a los robots etc. 

Es un libro ambicioso y exhaustivo en su contenido que toca de forma clara una gran cantidad de aspectos relacionados con la neurociencia y la tecnología.

El cerebro se puede definir como un órgano de procesamiento de la información distribuido y paralelo y de esta observación la teoría computacional ha creado arquitecturas artificiales (conjunto de principios que definen cómo opera y qué puede hacer un ordenador) que inspirados en la biología del cerebro intentan crear procesos computacionales que puedan considerarse inteligentes.

Antonio Orbe trabaja en IBM y es precisamente esta compañía quien creó la supercomputadora Deep Blue que derrotó al por entonces campeón humano Gary Kasparov al ajedrez, el juego que es considerado sinónimo de inteligencia. 

También IBM es creadora del sistema de Inteligencia Artificial Watson que es capaz de responder a preguntas formuladas en lenguaje natural y que derrotó a otro ser humano en el juego televisivo Jeopardy.

Pero la analogía entre ordenadores y computadores tampoco hay que interpretarla de forma literal. Antonio Orbe presenta desde la página 268 en adelante las diferencias y semejanzas entre el cerebro y nuestros ordenadores actuales a la espera de la  comercialización de nuevas generaciones de ordenadores cuánticos y con chips neuromórficos  que superen las arquitecturas tradicionales de Von Neumann. 

Como no podía ser de otro modo también nos habla de uno de los padres de la computación, Alan Turing, que tiene recientemente en la pantalla grande su propio film biográfico, del test de Turing como Rubicón por el cual decidir si una maquina es inteligente o no y los limites del cerebro humano y las promesas de la Inteligencia Artificial.

En relación a las promesas de la Inteligencia Artificial hace una incursión sobre el Human Brain Project, proyecto científico financiado por la Unión Europea dirigido por Henry Markram que promete simular computacionalmente el cerebro humano.

El libro puede ser de interés tanto para profesionales de la informática que quieran conocer como la computación biológicamente inspirada está en la base de la historia de la Inteligencia Artificial y psicólogos, filósofos y neurocientíficos que deseen conocer cómo se intenta reproducir artificialmente las funciones de la mente.

Es un libro entretenido que presenta en un lenguaje no excesivamente técnico lo que conocemos hasta la fecha del cerebro y de la tecnología. Dos mundos que sin lugar a dudas convergen. 





Wednesday, January 14, 2015

Cita del día.

"La religión no hace a la gente intolerante. La gente es intolerante y utiliza la religión para justificar su ideología"

-Reza Aslan-

Monday, January 12, 2015

¿Yo soy Charlie Hebdo?

A veces la hipocresía moral es tan grande como la idea que algunos tienen de libertad de expresión. Por hipocresía moral no me refiero a la atmósfera cartesiana y existencialista que ha vuelto a irradiarse desde suelo francés hasta manifestarse en el ciberspacio en forma del hashtag #jesuischarlie.

Aunque como es obvio nadie puede fingir ser quien no es y ni tú ni yo somos ninguno de los doce periodistas y trabajadores asesinados.

Por hipocresía moral me refiero a defender la libertad de expresión en abstracto y no tolerar cuando alguien utiliza un discurso que te ofende (pincha aquí para ver de que hablo).

Por libertad de expresión tampoco entiendo un humor gráfico de brocha gorda y de poco tacto y es aquí, en esta concepción tan grande de libertad de expresión, donde empiezan los problemas.

El ataque terrorista del pasado miércoles contra el semanario satírico francés Charlie Hebdo ha vuelto a centrar nuestra atención y el discurso público en principios y valores que desde una tradición política y filosófica compartida en Europa consideramos básicos.

El de la libertad de expresión es uno de ellos. La libertad de expresión es un principio o valor curioso porque el abuso en su ejercicio puede dar como resultado fácilmente un anti-valor. Libertad de expresión ≠ libertad para odiar.

¿Dónde están los límites de lo que se debe considerar una libertad de expresión aceptable y tolerable?


El padre de la sátira moderna, el philosophe ilustrado François-Marie Arouet mejor conocido por todos como Voltaire, ya decía que cuando el humor y la risa están de tu parte llevas razón porque el humor denota que estas en lo cierto.


El que ríe el último ríe mejor.


El humor nos distancia de nosotros mismos y nos hace más atentos y críticos hacia nuestras debilidades. El humor, en ocasiones, nos hace conscientes de lo ridículo de nuestra existencia. Sólo un fundamentalista, que se toma las cosas literalmente, no tiene sentido del humor.


El humor es el último recurso que tienen los oprimidos para contestar al poder. La sátira usada contra el poderoso libera. Lo que se le olvidó mencionar a Voltaire es que cuando el recurso de la sátira se utiliza contra las minorías está llena de prejuicios.  

Los periodistas  de Charlie Hebdo nunca hicieron uso de la sátira con viñetas que se pudieran confundir por racistas o incluso anti-semitas. Cuando tu formas parte de la mayoría es muy fácil usar el humor contra la minoría. El problema, como decía, es que este tipo de sátira dirigida contra la minoría se convierte fácilmente en burla ofensiva que deja de tener gracia.

Tenemos que tener claros los límites de la libertad de expresión. 

Dicho esto de forma tajante y sin matices condeno el ataque terrorista contra el semanario Charlie Hebdo que causó la muerte a doce personas. 

Thursday, January 08, 2015

Monday, January 05, 2015

La mente del mercado.

Entender cómo se forman las burbujas financieras es uno de los problemas que más se ha investigado en la teoría económica pero con muy pocos resultados.

Uno de los ejemplos históricos más paradigmáticos de burbuja financiera ocurrió en 1637 en Amsterdam cuando la vulva de tulipán alcanzó precios desorbitados.

Ejemplos más modernos de burbujas financieras son la burbuja japonesa de los 90, la burbuja tecnológica de los 90 en los EE.UU. y la burbuja inmobiliaria de los 2000-2008.

Toda burbuja, espcialmente la inmobiliaria, trae consigo efectos macoeconómicos que distorsionan la economía a largo plazo (Schiller 2005).

A pesar de estos ejemplos traumáticos no hay todavía una teoría precisa que explique cómo se forma y cuándo termina una burbuja financiera.

La definición canónica de burbuja financiera es el comercio activo de un bien a precios muy superiores a la de su valor fundamental. De esta definición se sigue que en toda burbuja financiera hay una apreciación rápida de la subida del precio y un estallido. Pero esto no es demasiado predictivo porque no identifica una burbuja antes de que estalle y si además tenemos en cuenta que los valores fundamentales de los activos o bienes rara vez son conocidos con precisión es difícil identificar una burbuja si las burbujas se definen a partir de unos precios por encima de un valor fundamental desconocido.

Por todo esto, ha habido un cambio de mentalidad entre algunos economistas que les ha conducido a dejar de lado los principios de la economía neoclásica que aseveran que los precios equivalen a información agregada completa para guiar la toma de decisiones y elecciones en el mercado.

La única forma de empezar a entender la dinámica de la formación de las burbujas financieras es estudiarlas en mercados experimentales con activos artificiales que tienen un valor fundamental conocido.

En estos mercados la variabilidad de los precios no se puede explicar por un cambio en el valor fundamental. De hecho, se ha observado con estos mercados experimentales que cierto tipo de activos producen burbujas con carácter cíclico, incluso cuando el valor fundamental es conocido por todos los brókers.

La teoría estándar de los precios de los activos asume que los mercados competitivos no son estratégicos e intencionales, es decir, que los beneficios o dividendos dependen solo de los precios y estos no se pueden influir (cambiar).

Sin embargo, numerosos experimentos de los mencionados mercados experimentales en laboratorio muestran evidencias empíricas con resultados comportamentales donde la elección de los individuos no depende tanto del valor fundamental y los precios de los activos, como sí de la inferencia e interpretación de las intenciones de otros agentes en mercados burbuja.

Parece ser, o así es como interpretan los datos De Martino y colaboradores, que la Teoría de la Mente o la habilidad para inferir los estados mentales de los demás que es una habilidad fundamental de la cognición humana, en algunos contextos institucionales como el económico puede resultar ser maladaptativo.

Este estudio combinó un entorno financiero experimental con modelización comportamental y métodos de neuroimagen para identificar el código computacional de la circuitería neuronal del cerebro de los brókers responsable de la formación de las burbujas financieras.

Su hipótesis fue que el incremento en el precio observado en las burbujas financieras está asociado a una representación inflada de los valores de los activos en la zona ventral media de la corteza prefrontal del cerebro humano que predispone a comprar o vender activos con un precio sobredimensionado.

Estos valores inflados estan causados por un intento maladaptativo de inferir las intenciones y estados mentales de otros agentes económicos en un mercado de rápido crecimiento. 

El uso maladaptivo de la Teoría de la Mente cuyos correlatos neuronales se encuentran en la corteza prefrontal dorsomedial está implicada en la actualización del valor computacional de los precios representados en la zona ventralmedia de la corteza prefrontal, conduciendo a la formación de las burbujas financieras.

Para testar el papel de las intenciones de los agentes económicos a la hora de modular los precios de los activos crearon un mercado experimental con opciones de compra, venta y estatus quo, como variables dependientes, y precios de mercado y valores fundamentales, como variables independientes, a partir de un montante pecuniario de 60 dolares para participar en el mercado.


Los resultados comportamentales de la administración de distintas baterías para medir la Teoría de la Mente (Reading the Mind in the Eyes Test) y sesiones de neuroimagen para medir la actividad del cerebro durante las operaciones en el mercado experimental, les ha llevado a concluir a los autores de este estudio que la Teoría de la Mente y sus mecanismos computacionales que a lo largo de la historia evolutiva del ser humano han sido de gran ayuda porque nos han permitido tener en cuenta las intenciones de los demás, puede llevar a comportamientos maladaptivos en contextos institucionales modernos como los mercados financieros.

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ResearchBlogging.orgDe Martino B, O'Doherty JP, Ray D, Bossaerts P, & Camerer C (2013). In the mind of the market: theory of mind biases value computation during financial bubbles. Neuron, 79 (6), 1222-31 PMID: 24050407