En un reciente artículo de opinión (
aquí) Steven Pinker declara de una forma un tanto provocativa que el único objetivo que debe tener la bioética es "quitarse del medio" para que la investigación biotecnológica se desarrolle sin impedimentos.
De alguien a quien respeto y considero uno de los intelectuales globales más influyentes y del que he leído buena parte de su obra y aprendido mucho, y añadamos que es experto en lingüística, creo que en esta ocasión no ha sido claro en su escritura.
Esta boutade se puede malinterpretar muy fácilmente. El verdadero mensaje de Pinker es alertar de que la excesiva argumentación bioética está impidiendo que los frutos de la investigación biotecnológica se traduzcan en revolucionarios tratamientos. Puede ser. Pero el verdadero problema es encontrar el punto de equlibrio entre los juicios de inaceptabilidad ética categóricos, moratorias o el recurso al principio de precaución para prevenir la investigación con riesgos no identificados en la biomedicina y el principio de proacción. Porque tanto un uso abusivo del principio de precaución limita el avance de la investigación con potenciales beneficios como es inconsciente aplicar un principio de proacción sin revisión ética.
Pinker parece obviar que la filosofía moral y la ética aplicada a la biomedicina es el ejercicio ponderado de reflexionar con argumentos y contra-argumentos la posibilidad de encontrar consideraciones éticas (es bueno, es malo... etc.) ante las situaciones y decisiones biomédicas y esto requiere que se "filosofe" la medicina y la biotecnologia, es decir, que la mejor filosofía esté presente a la hora de regular la investigación biotecnlógica y no lo contrario como pueda parecer la primera conclusión que resulta de su escrito.
No siempre existen las salvaguardas éticas en la investigación y ante ello se debe pronunciar la filosofía y la ética como reconoce el bioético Julian Savulescu (
aquí) aunque en última instancia Savulescu está de acuerdo con el mensaje de Pinker: cierta forma de hacer bioética obstruye y paraliza la investigación.
El problema de nuevo es que todo es ética, es decir, toda decision humana incluso científica está cargada de valores, normas, criterios de prudencia, intuiciones, predisposiciones, virtudes, evaluaciones... y hasta que no sepamos qué función tiene cada una de estas entidades o constructos en nuestra toma de decisiones, lo único que se puede hacer es seguir haciendo bioética, pero una buena bioética.
Más que quitarse del medio, la bioética tiene que implicarse y acompañar la investigación biotecnológica.