La criminología se ha centrado en los aspectos criminogénicos, es decir, en los factores que causan el crimen por definición: factores situacionales y factores motivacionales.
A lo largo de los años la investigación se ha centrado más en los aspectos motivacionales, el deseo o compulsión de cometer un crimen.
En criminologia hay dos perspectivas centrales. Una se centra en estudiar las causas internas del criminal que le mueven para cometer un crimen y la otra en los aspectos situacionales, medioambientales, y factores socioeconómicos.
No obstante, todo crimen se describe como un evento complejo que se da cuando cuatro factores concurren: una ley, un asaltante, una victima y un lugar.
Estos elementos constituyen las cuatro dimensiones del crimen que se enmarcan en un contexto complejo de causas socioeconómicas, históricas, políticas, biológicas y físicas.
Es la teoría medioambiental la que se centra en la cuarta dimensión.
La literatura criminológica se ha centrado tradicionalmente en los aspectos internos al criminal como la personalidad, sin atender a los factores situacionales. Dentro de la teoría medioambiental que se centra en explicar la cuarta dimensión son tres las mas notorias: la teoría de la actividad rutinaria, la teoría de la elección racional y la teoría de patrones. La tesis común a todas estas teorías es que la conducta individual es el resultado de la interacción de la persona con el entorno físico y que este último produce una oportunidad para el crimen que varia.
Rebocho y Silva aplican la teoría medioamboental y su influencia en la selección de las víctimas en los casos de crimines sexuales (violaciones).
La premisa central de la teoría de la actividad rutinaria es que la probabilidad de que ocurra una violación es una función de la convergencia de tres elementos: un potencial criminal, la presencia de una potencial victima y la ausencia de un garante de la ley.
La teoría racional de la elección dice que la elección de una victima es el resultado de un cálculo de los beneficios, esfuerzos y recompensas de todas las alternativas de acción.
La teoría de los patrones dice que los crimines son patrones y que los procesos a la hora de cometer un crimine siguen un patrón. Los criminales no actuán aleatóriamente sino que siguen un patrón específico.
En los últimos años los investigadores han creado con los datos disponibles una tipología de la conducta espacial y geográfica de los violadores.
Por ejemplo, Ressler et al. (
1986) desarrollaron un sistema de clasificación usado por el FBI y describieron el comportamiento de los violadores en: organizado y desorganizado. Una escena del crimen organizado muestra que ha habido un orden antes, durante y después del crimen. Una escena del crimen desorganizada muestra un violador que vive cerca de la escena del crimine y que ha actuado por impulso. Otra clasificación clásica es la del viajero y la del merodeador. El merodeador tiene un radio de acción que se puede determinar por la unión de los dos crímenes más lejanos. El viajero es un asaltante sexual que se traslada lejos para cometer sus crímenes.
Existe otra clasificación famosa de Hazelwood y Warren (
2001) que postula una tipología de la conducta criminal caracterizado por el ritual y la impulsividad. El criminal ritualista emplea una gran cantidad de tiempo y esfuerzo en ensayar y planear sus crímenes. El impulsivo por el contrario es una persona con poca capacidad de autocontrol fácilmente sugestionable que actúa sin pensar dos veces.
Existen otros modelos que exploran cómo las características físicas de la geografía influyen en la toma de decisiones del asaltante sexual a la hora de seleccionar a la potencial víctima.
Como conclusión hay que enfatizar que los criminales violentos son como depredadores, buscan a victimas similar a como los carnívoros buscan a sus presas. Los distintos modelos expuestos tratan de de dar razón a los procesos subyacentes detrás de la selección de las victimas potenciales por parte de los asaltantes sexuales.
-------------------------------------------
Maria Francisca Rebocho, Patrícia Silva (2014). Target selection in rapists: The role of environmental and contextual factors Aggression and Violent Behavior DOI: 10.1016/j.avb.2013.12.003