Muchos de los principios bioeticos que constituyen nuestro marco etico de actuacion y aplicacion en la investigacion biomedica cuando estan envueltos seres humanos son fruto de la reflexion tras un siglo XX lleno de atrozidades medicas (el tercer reich experimentaba vacunas y nuevos tratamientos con priosioneros de campos de concentracion)
Del principio de autonomia como cortapisas al paternalismo medico clasico se deriva el consentimiento informado que significa toda una revolucion en los modelos de relacion medico-paciente.
Con el consentimiento informado un paciente esta de acuerdo, asume y acepta los riesgos, las probabilidades de exito, prognosis... de una intervencion medica para atajar una condicion clinica, creando una responsabilidad compartida entre el medico y paciente.
Si el medico actua negligentemente, realiza un diagnostico erroneo y comete un daño irreparable en la integridad fisica del paciente, el medico esta sujeto a las responsabilidades penales por sus acciones.
Por contra, si el medico actua con el conocimiento actual disponible, el diagnostico es acertado pero fallido, el medico esta exento de responsabilidades penales.
Pero los problemas surgen cuando el paciente ejerce su derecho al principio de autonomia, se le aplica el consentimiento informado, pero el paciente no tiene la mayoria de edad legal.
Un caso de una niña inglesa de trece años llamada Hannah Jones que viene padeciendo leucemia desde los 5 años y se ha estado sometiendo a inumerables tratamientos a lo largo de su corta vida, ha vuelto a abrir el debate bioetico.
Ella (con solo trece años) ejerciendo su derecho a la autonomia ha decidido no someterse a una intervencion quirirugica de transplante de corazon y que se le deje morir.
Este caso no es un caso de eutanasia en sentido estricto.
La niña no tiene una condicion terminal por la cual la ciencia no tenga un minima posibilidad de darle una salida a su estado.
La intervencion quirurgica a la que se tendria que someter Hannah es arriesgada y seria, pero existen posibilidades de que su condicion remita.
En mi modesta opinion el hospital (cosa que ya ha hecho) tendria que invocar la "doctrina del privilegio terapeutico", una excepcion al principio de autonomia y por consiguiente al consentimiento informado, y obligarle a someterse al tratamiento porque esta en riesgo su vida.
Tengamos claro que lo que esta a debate no es la eutanasia en si, un derecho que por principio yo aceptaria, lo que esta a debate es a que edad uno puede ejercer plenamente su derecho a la autonomia en contextos biomedicos.
Creo que este caso si que es una rendicion a luchar y seguir peleando por la vida, aunque no una rendicion de Hannah, sino de sus padres.
2 comments:
Anibal, no se trata de ejercer el derecho a morir, sino, y tal como reconoce la ley 41/2002, a que se respete una decisión autónoma de un paciente. En nuestro país, por debajo de los 16 años, el menor puede tomar una decisión con respecto a un tratamiento médico, incluso sin que los padres intervengan, siempre que muestre la madurez o competencia suficiente para entender la información que se le ha revelado acerca del tratamiento, con algunas excepciones (p.e. abortar).
Estaríamos de acuerdo en que un adulto estaría en pleno derecho a rechazar un tratamiento como el que los doctores han propuesto a Hannah (faltaría más). Por la misma razón, creo que hay que respetar la decisión de alguien que con 13 años es capaz de comprender las implicaciones de su decisión, máxime cuando sus padres están de acuerdo. Ultimamente he leído bastante sobre consentimiento médico informado en adoelscentes, ya que me interesa mucho todo lo concerniente a la regulación legal de la adolescencia, por lo que intentaré dejar una entrada en mi blog mañana.
Un saludo
Meditandolo un poco mas creo que un periplo de doctores, tratamientos, medicaciones que debilitan el cuerpo, el miedo, la impotencia... hacen que uno piense mucho sobre su futuro.
Estaria de acuerdo en que un adulto en las mismas condiciones es libre de tomar esta decision.
Tu eres un experto en psicologia del desarrollo y sabras mejor que yo cuando las competencias intelectivas y emocionales de un adolescente maduran.
La pregunta a qué edad uno puede ejercer el derecho a morir es la reformulacion de la pregunta: cúando uno llega a ser autonomo para tomar una decision de la enormidad de ésta.
Se me hace duro pensar que con la psosibilidad de que con el transplante remita su condcion uno decida que "no" a la intervencion medica y mas si tienes trece años.
Si fuera medico por supuesto: "non nocrere" (no dañar) y principio de beneficiencia (hacer todo lo mejor para el paciente) relativo a lo que él decida. Pero, insisto, se me hace duro.
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